Memoria

Tener memoria… Hacer memoria… Defender la memoria… Bancarse la memoria… Ser asaltado por la memoria… Pero ¿Qué es la memoria? ¿Dónde reside? ¿Para qué sirve?

En el Mes la Memoria, la Verdad y la Justicia, en este mes de Marzo es siempre conmovedor hablar de la memoria. Aún cuando una no lo piense, más allá que por muchas razones cotidianas no se esté pendiente del Mes de la Memoria, anda una con la emoción a flor de piel. Tengo la sensación que irse acercando al 24 de Marzo es acercarse al momento en que ocurrió todo. Un tsunami, un terremoto se desató y arrasó con todo. Ya nada fue igual. Nos llevó mucho tiempo encontrar sentido al sin sentido.

En estos días se pretende borrar la memoria; se dicen mentiras sobre la memoria; se la descalifica para que reine el vacío y el olvido. Y esta pretensión es planificada porque busca hacernos olvidar de quiénes somos. Nadie es sólo por sí mismo. Somos por nosotros y por los demás; somos por quienes nos criaron, por quienes nos aman, por aquellos y aquellas personas con quienes compartimos nuestra vida aunque sea un corto instante. Somos por todo lo vivido, lo bueno y lo malo, lo divertido y lo trágico. Somos por todo lo que nos ha ido moldeando hasta el día de hoy.

Cuando el negacionismo pretende hacernos creer que esto no pasó, que no fue un genocidio, que no fueron 30.000 entre quienes están mis familiares, mis compañeros de elenco, mis compañeros de militancia, quieren hacernos creer una realidad inexistente, mentirosa y las mentiras tienen patas cortas justamente porque la memoria está ahí, ¿en dónde? En nuestro propio cuerpo.

Fíjense que todo lo vivimos con nuestro propio cuerpo, lo personal, lo familiar, lo político, lo social y todo queda acovachadito en algún rincón del cuerpo. Hay miradas que se nos graban para siempre, palabras que nos marcan para bien o para mal, instantes que son parte de nuestra estructura corporal.

Por lo tanto, ¿cómo pueden pretender que el tsunami que entró por la ventana y se llevó nuestra vida tal como la conocíamos pueda ser negada por nuestro propio cuerpo?

Pienso siempre que para comprender el Mes de la memoria no alcanza con conocer lo que sucedía antes del golpe de estado donde ya había secuestros y torturas y crímenes; o a partir del 24 de marzo cuando los genocidas asumen el poder y despliegan todo su plan de terrorismo de estado para imponer un plan económico. No alcanza con saber por ellos mismos que nos robaron nuestros niños y niñas porque los íbamos a criar en el odio. No alcanza para comprender el Mes de la memoria con saber que la desaparición forzada es el robo de la muerte y por lo tanto la subversión del orden de la vida. No alcanza si el conocimiento que podemos adquirir de lo acontecido no lo hermanamos con la propia herida. Todas las personas tenemos una herida. La herida profunda, la que convive con nosotras y nosotros. La herida que es casi imposible de nombrar. Creo que si desde la herida se transita el mes de la memoria podemos encontrar lo colectivo, el alma colectiva; podemos vislumbrar que desde la herida no se miente, ni se trata de engañar; la herida no nos permite el olvido ni la negación. La herida que cada quien tiene nos impulsa a compartir, a vivir, a comprender, a respetar, a luchar. Quienes nos hirieron y aquellos y aquellas que con su negacionismo buscan mancillar la memoria desconocen la fortaleza que nos despertaron al herirnos.

Por eso también creo que la herida que anida en nuestra memoria cuerpo es la posibilidad real de hacernos seres humanos.

Marzo trae la memoria de lo que fuimos y por lo tanto somos, trae el compromiso de profundizar para encontrar sentido a la herida de cada quien y de luchar por Memoria, Verdad y Justicia.

Se pudo. Se puede. Pudieron porque los sostuvo un proyecto colectivo y porque la creatividad es capacidad de todo lo viviente.

Mariú