«Como artista entiendo que desde un determinado tiempo pude sacar la voz propia y desde ahí participar en la comunidad.
Ese ‘determinado tiempo’ fue la dictadura cívico militar en la Argentina. Mi voz propia surgió porque precisamente no podía hablar. Por esa causa se abrió en mí un espacio. Existía ya una rendija por la que había pasado, me había asomado. Eso sucedió en la niñez cuando jugaba y fue la base con la que experimentamos en el Grupo de Teatro La Pulga precisamente hasta donde nos permitió el golpe de estado de 1976″.
No hay un solo instante en la vida de ningún ser viviente, más allá de su forma, (entiéndase: molécula infinitesimal, piedrita, océano, montaña, árbol, estrella, soles, luna, ríos, perros, gatos, tigres, dinosaurios, águilas, peces, moscas y mosquitos, arañas, gusanos, flores, seres humanos, cactus, algas, lombrices, ranas, sapos, gacelas, osos, tiburones, vinchucas, serpientes, mariposas, picaflores, calandrias, plantas medicinales y de jardín, musgos, pastitos y etcétera hasta llegar al infinito ¡si es que fuese posible llegar en esto de nombrar todo lo existente!) … retomo: no hay un sólo instante en la vida de ningún ser viviente, más allá de su forma, que no sea vivido con el cuerpo. Puede uno estar sentado leyendo o caminando en una sala de espera de una prestigiosa clínica o de un comprometido centro de salud, o puede estar uno balanceando sus lánguidas ramas de sauce, o quizás devorando un fantástico desayuno con sus fauces gigantescas de león africano, o tal vez siendo observado y catalogado como «molécula unicelular» o ser el ojo del bioquímico que trabaja desde el otro lado del microscopio, o el presidente del Tribunal Oral de un Juicio por delitos de lesa humanidad en Mendoza, Argentina, ¡o lo que sea! Durmiendo o comiendo, viviendo o muriendo, de fiesta o trabajando, echado al sol o corriendo tras una presa o un sueldo, con aspiraciones a candidato a gobernador o a reina de la vendimia o a rey de la selva, con cara de mojarrita de agua dulce o cintura de avispa o delicadeza de ciempiés, todo lo realizamos con el cuerpo.
El arte actoral le permite a los seres humanos, parte de esta infinita población universal, asumir cualquiera de estas formas, es decir: las diversas formas del alma.
Sé que son las circunstancias vividas las que despertaron en mí ciertos espacios. Entonces el momento creativo para mí es el momento de la integración y allí donde estoy conectada con mi ser, estoy con todos. Ahí es donde se produce el estado de juego profundo.
Siempre busco al personaje desde el cuerpo, sus posturas que me van dando el resto. Una persona que camina encorvada ve el mundo de una manera diferente y la voz sale de ese cuerpo. No es por separado sino que creo que a tal cuerpo corresponde tal voz y tales imágenes. Es una manifestación de una energía y yo juego a que en mi cuerpo se manifieste el personaje. Va apareciendo de a poco …o de a mucho!
El Teatro del alma es precisamente la manifestación del alma. Permitir que lo intangible se haga concreto en el cuerpo del actor. Penas, broncas, esperanzas, dudas, odios, rencores aparecen en el cuerpo y toman forma de personaje y tienen mucho para decir y eso es la obra, el juego del alma surgido de una profunda necesidad de expresión.
Los otros personajes, los demás elementos y circunstancias, el espacio y lo que hay en él, sea visible o no, permiten en su interrelación el desarrollo y crecimiento del personaje.
Performance en su acepción inglesa quiere decir acción, hecho. Para mí sería también improvisación en el sentido profundo del término. Una performance acontece por única vez y todas las veces es así. Eso es lo esencial del teatro y lo esencial del ritual solo que los rituales dado las estructuras fijas y obsoletas se han gastado y las rechazamos como algo muerto, extinto. Un partido de fútbol es una performance en la que la pura creatividad en acción hace la puesta en escena de reglamentos que de otro modo son letra muerta. Aparece la picardía, la inteligencia del cuerpo, lo colectivo, lo único e irrepetible en ese estado de juego profundo adonde también ha llegado lo absurdo del negocio.
Teatro del alma, juego profundo, ritual, performance, están íntimamente ligados. Creo que cualquier obra puede ser una auténtica performance u oficiar de ritual o juego profundo. Lo digo desde la actriz y también desde la niña que jugó tanto. Por otro lado creo que las definiciones son interesantes para despertar reflexión y abrir puertas. No me veo haciendo compartimentos estancos tales como «esto es performance y no ritual». Si el arte actoral no es algo vivo, presente en el aquí y ahora no es teatro de nada.
El Arte Popular es para mí la expresión hecha arte de una comunidad que tiene conciencia de sí misma y de lo que necesita decir. Es arte popular lo que expresa un grupo de mujeres del barrio que para divertirse se juntan e inventan y juegan. Si eso tiene una continuidad, un desarrollo, puede llegar a ser representado en la esquina del barrio. Pero también se puede dar lo popular en el Teatro Independencia. Para mí Shakespeare fue popular, profundo, complejo, y sobre todo popular. Lo hicieron elitista y lo redujeron a lo acartonado.
Habría bastante más para decir de este tema pero lo que para mí tiene mayor peso es que lo popular es consciente.
La primera Escuela Popular de Teatro surgió como una continuidad del Teatro del alma, una nueva manifestación, en este caso de la formación actoral. Pensaba que si un actor se podía preparar en esa profundidad del alma su alcance sería mucho mayor porque estaría tocando conscientemente otros planos y entonces la transformación del el arte sería un aporte.
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